lunes, 25 de enero de 2010

(Haiti+catastrofe.hambre)+intervenciónONU=DEUDA-COLONIAL.

Es la intención de este medio participar de esta palestra de acromaticos comunicados con su tónica particular, para tan ardua empresa vamos a utilizar como soporte teorico un texto editado para este tema en particular del escritor Eduardo Galeano y una publicación del sitio rebelion.org realizada por AndrÃs Sal.lari y Rafael Rico Ríos. En el caso de ambos no se trata de un "homenaje" por el cual tomamos como nuestras estas palabras, sino por el contrario, se trata de difundir informacion que no participa de la tertulia de los medio monopólicamente acomodados y que para el lector "habitue" del blog posiblemente, sino seguramente, le va a significar de mucho interes. No olvidemos, a la hora de leer ambos textos, la tónica particular de Eduardo Galeano en el caso del primer texto; el segundo texto es absolutamente de caracter informativo.


LOS PECADOS DE HAITI

Eduardo Galeano

Publicado el 15 Enero 2010

La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida,
esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas.
Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada
por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó.
Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados
Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand
Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular
en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de
querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura
carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil
páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron
permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su
sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más
poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo
Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido
ni con un voto siquiera.
Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o
alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los
hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe
respuesta, o le contestan ordenándole:
-Recite la lección.
Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar
los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de
los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el
examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien
llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces
el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el
problema: -Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre
quiere, y el hombre haitiano siempre puede. Y se rió. Los diputados
callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y
comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las
Américas, pero está tan superpoblado como
Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro
cuadrado.
En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria:
también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores
populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado? de
artistas. En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente.
Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se
retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y
derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los
extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la
larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de
gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje
y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la
invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este
es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían
dejado los franceses".
Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una
gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las
leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar
sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos
esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan
aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que
Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma
buena, en un cuerpo enteramente negro".
En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos
no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por
naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del
orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo
debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de
cumplir con el designio divino.. Karl von Linneo, contemporáneo de
Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo,
perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas".. Más
generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el
negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que
habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de
Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a
la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados
Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de
esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson,
que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero
también decía que los negros han sido, son y serán inferiores.
La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había
sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades
de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había
caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida
fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la
reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de
firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido
reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo
había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había
entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de
que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le
había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su
victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que
lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión
de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra.
Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la
guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la
anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen
poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba
en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos
recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a
Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo
de perdón por haber cometido el delito de la dignidad..
La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones
de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización
occidental.

HAITI EN "MEDIOS" DE GUERRA.

Andrés Sal.lari y Rafael Rico Ríos

¿Quién iba a pensar hace 15 días que Estados Unidos estaría hoy lanzando una operación militar para invadir Haití?


Esta nueva aventura imperial disparada por el terremoto del pasado 12 de enero, nos tomó por sorpresa a todos -menos a Estados Unidos-.

Y como no podía ser de otra manera, el ejército cultural del sistema (medios de comunicación) pone todos sus esfuerzos en disfrazar de operación humanitaria esta nueva invasión militar y política.

Este es el renovado escenario de una guerra mediática en la que se manejan 3 ejes principales:

1.

La presencia militar de EE.UU. en Haití es para brindar ayuda humanitaria a un pueblo castigado.
2.

En Haití hay caos y por ende deben imponerse el orden y la disciplina.
3.

Los marines son los únicos capaces de hacerlo, ya que, el resto de países nucleados en torno a la misión militar de la ONU (MINUSTAH) no están a la altura de las circunstancias.

Veremos algunos ejemplos que sustentan estos ejes basados en el monitoreo de 2 medios participantes habituales en las campañas mediáticas norteamericanas: CNN y el diario El País de España.

El periódico madrileño titula el lunes 18 a última hora:

"EE UU llega a Haití para imponer el orden". (Ejes 2 y3)

En el subtítulo, el enviado Pablo Ordaz dice: "Las tropas estadounidenses lanzan a su llegada a Puerto Príncipe el mensaje que la misión de la ONU no había logrado transmitir en siete días: Ya estamos aquí. Y os vamos a ayudar". (Eje 3)

El día martes la noticia seguía colgada pero el subtítulo había cambiado, ahora podía leerse que "ante la inoperancia de Naciones Unidas, el pueblo haitiano se encomienda a Estados Unidos para huir del desastre y del hambre". (Eje 3)

Esta visión es desmentida por un sensato enviado de CNN, Kart Penhaul, quien, el martes por la tarde, se atreve a reportar desde Puerto Príncipe lo siguiente:

"Esta llegada de las tropas norteamericanas no ha sido vista con buenos ojos por la totalidad de la población. Hemos hablado con algunas personas en las multitudes haitianos (sic) que dicen por qué están llegando hombres con fusiles cuando lo que necesitamos es comida, agua y medicinas. Esa es una opinión repetida por algunos de los médicos aquí en el hospital quien dicen por qué pudieron traer nueve helicópteros llenos de tropas, más no de medicina vital que necesitan en este momento".

Pero, para ese momento, la sede de CNN en Atlanta manejaba otro discurso, demasiado parecido al oficial del gobierno estadounidense.

Cuando terminó el reporte de Penhaul, intervino la presentadora Glenda Umaña quien justificó la intervención estadounidense: "También se están encargando de la seguridad, sería una de las razones por las cuales tienen que llegar armados. Muchas gracias Kart Penhaul, uno de nuestros enviados especiales". (Eje3)

No es ésta la única evidencia de la imposición de una política informativa tendiente a justificar la intervención militar.

Minutos antes, la misma presentadora, leía uno de los titulares del informativo: "Decenas de infantes de marina estadounidenses llegan con agua y alimentos para ayudar a los haitianos". (Eje 1)

Ante este titular, es de esperar una imagen de algún asistente marine salvador repartiendo insumos entre la castigada población haitiana, pero no, lo que podía observarse era a un soldado armado con un fusil y en posición de combate.

Esa imagen debió titularse: "Decenas de infantes de marina estadounidenses ocupan Haití y se preparan para combatir a las víctimas del terremoto". Algo que se acercaría más a la realidad después de amenazas como las del Comandante de la Costa Guardia de EE.UU, Christopher O'Neill, que advirtió que el objetivo "es interceptar en el alto mar y repatriar" a los haitianos que intenten salir del país.

La siguiente entrega de la cadena fue conducida por Daniel Viotto, durante la misma entrevistó al primer ministro Jean Max Bellerive.

La intención del periodista (y de la cadena) nuevamente era justificar la invasión estadounidense en base al caos reinante. Esta fue la segunda pregunta realizada por el conductor:

"Le preguntaba la cuestión del control en su país, no sólo en lo que se refiere a tareas de asistencia y rescate de personas y comenzar a recuperar al país de esta catástrofe sino lo que hemos visto en estos últimos días, gente saqueando negocios, actos de violencia y vandalismo en las calles, entre medio de los escombros y la presencia de numerosos efectivos militares de Estados Unidos que están llegando en estas horas a Puerto Príncipe, ¿esto puede darnos una idea que Haití necesita fuerzas extranjeras para mantener el orden en el país?". (Ejes 2 y 3)

En la misma línea de justificar el control militar de Puerto Príncipe, el enviado especial de El País, publica el martes por la tarde: "Las tropas de EE UU asumen el control de Haití para garantizar la ayuda humanitaria". (Eje 1)

Otro titular del mismo martes informaba: "EE UU exhibe fortaleza aérea pero la principal ayuda llegará por mar". (Eje 3)

¿Fortaleza aérea? ¿Contra quién combate Washington en Haití?

El pasado 16 de enero Hillary Clinton, acompañada por el Director de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), Rajiv Shah, llegó a Puerto Príncipe en un avión militar estadounidense para entrevistarse con el presidente Préval. Firmaron algún "acuerdo" y, poco después, la Fuerza Aérea de Estados Unidos comenzó a controlar el tráfico en el aeropuerto internacional de Puerto Príncipe, posteriormente, el Palacio de Gobierno, el Parlamento y otras instalaciones estratégicas de la capital Puerto Príncipe.

Se han desplegado, en esta operación "humanitaria", un total de 10.000 soldados estadounidenses, dos mil de la Unidad Anfibia de la Marina y de la 82 División Aerotransportada, un buque de asalto anfibio USS Bataan (LHD 5), barcos de desembarco USS Fort McHenry (LSD 43) y USS Carter Hall (LSD 50), el portaaviones USS Carl Vinson con buques de apoyo, el buque hospital USNS Comfort, helicópteros de los Guardacostas y otros navíos militares.

Con todo este impresionante despliegue militar, el miércoles 20, lo que se intentó montar fue una maniobra de distracción para que los medios no siguieran hablando de la intervención militar estadounidense.

El agente de la CIA y secretario de Defensa estadounidense Robert Gates, ofreció una conferencia de prensa desde la India para informar de que su país enviará buques adicionales para ayudar en la reconstrucción de Haití.

Es una típica operación de inteligencia orquestada por Gates, reclutado por la CIA a fines de la década del 60. El actual secretario de Defensa trabajó por esa época como analista de inteligencia a tiempo completo. En la década de los 80 fue subdirector de la Central de Inteligencia y a principios de los 90 director. Se trata de un especialista en este tipo de operaciones.

Con esta nueva operación, la noticia deja de ser el despliegue militar y se concentra en la ayuda humanitaria. El Pentágono -que lidera Gates- reforzó esta matriz al informar el mismo miércoles sobre la llegada a costas haitianas del hospital naval Comfort. Así se fortalece el trascendental (Eje 1) con resultados concretos.

CNN abrió su noticiero de la mañana, otra vez, en la línea exacta emanada desde el Pentágono con el presentador Carlos Montero : "Queremos comenzar esta media hora de Haití en una jornada donde se espera en las próximas horas la llegada del hospital naval Comfort, un hospital naval estadounidense para atender a los miles de damnificados".

Estos ejemplos fueron observados en un lapso de apenas 48 horas y son una evidencia más de la falta total de independencia informativa y rigurosidad periodística.

Sobre el papel de las tropas estadounidenses en Haití, el relato periodístico más logrado lo debe haber hecho alguien que no es periodista, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, quien el pasado lunes recorrió las calles de Puerto Príncipe: "… que no salva vidas, que no lleva alimentos, que no levanta los escombros, que no recoge cadáveres, sino que simplemente está ahí para hacer una presencia militar y nuestro temor es que esa presencia militar quiera convertirse en permanente".

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